CUBA a poquitos

Soy un santiaguero que vive día a día los recuerdos de mi patria, Cuba, es por eso que decidí escribir estas líneas. Este es un libro de curiosidades, más bien una recopilación documentada, no un libro de historia. Las historias, mitos, crónicas, leyendas urbanas, comentarios callejeros y muchas otras acepciones son una fuente de disfrute, aunque en algunos casos no se pueda corroborar los hechos, pero si la permanencia de las historietas. Este trabajo no inventa nada, solo agrupa, reproduce y trata de documentar hechos relevantes, los que considero serán del agrado del lector. Debemos estar preparados, es común que cuando expresas un hecho de tradición, de historias contadas por nuestros abuelos, aparece un detractor poseedor de la verdad absoluta, que diga “ eso sucedió de otra manera”. Como muestra un botón, al eminente cubano Carlos J. Finlay, descubridor del trasmisor de la fiebre amarilla (Aedes aegypti), le fue negado por tres veces el premio Nobel, por el veto de Estados Unidos que reclamaba el descubrimiento por haberse logrado durante la intervención americana en la Isla, solo fue al cumplirse el centenario de la muerte del científico que en Texas se aprobó de manera permanente “El dia de la Medicina Americana”, reconociendo y honrando de esa manera, el aporte a la humanidad del médico cubano. Por otro lado, de manera positiva ya se ha reconocido por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, que el teléfono se inventó en Cuba antes que Alexander G. Bell. Si buscamos en otras latitudes, ya Francia admite que un cubano mulato, Severiano de Heredia, fue alcalde de Paris, pero aún no reconoce, a pesar de que se ha demostrado fehacientemente, la contribución importante de un ingeniero cubano, Guillermo Pérez Dressler, en el diseño y la construcción delas dos terceras partes de la Torre de Eiffel, en fin, disfrutemos de lo positivo y dejemos para los historiadores dilucidar lo pendiente. Al margen de la veracidad absoluta de determinadas anécdotas o curiosidades, su lectura, nos conduce a un disfrute ancestral, podemos imaginar cuanta verdad o exageración circuló por las calles donde vivieron nuestros ancestros y ceptaremos que hay muchos relatos que no imaginábamos hubieran sucedido en nuestra bella isla. Al hojear las páginas, tendrás la sensación de que solo me refiero a épocas pasadas, en especifico a la Cuba que perdimos, a la Cuba que existió antes del 1959 y tienen toda la razón, es que por mas que traté de encontrar curiosidades agradables de la época actual que se nos impone a partir de esa desafortunada fecha, no son solo pocas, sino irrelevantes y en algunos casos de risa o de tristeza. Espero que la lectura de este libro les resulte agradable, su objetivo es conocer, divertirse, reír y aumentar el número de anécdotas que seguro tienen la mayoría de los lectores. Espero disfruten la lectura de estas páginas.